martes, 26 de octubre de 2010

A veces cuesta encontrar las palabras

Mariano Ferreyra. Un pibe, 23 años, militante. Como todo aquel que decide o se encuentra dedicándole su vida a otros a través del hacer política. ¿Cómo entender que el compañero ya no esté más? Es imposible. Lo asesinaron. No es un muerto, no se murió, lo asesinaron. “La crisis” no causo una nueva muerte, los asesinos tienen nombre y apellido, las letras van a tener que ser encontradas, y los hombres juzgados y condenados. Los militantes que nos reconocemos en el pueblo, en los trabajadores, sabemos que la disputa política existe, que no tenemos todos la misma visión de la realidad nacional ni la misma praxis y eso lleva a discusiones. Pero no nos entra en la cabeza la idea de que alguien lleve un arma y tire a matar. Por eso no creemos que haya sido una disputa interna entre sindicalistas, como quieren hacernos creer aquellos que prefieren que se entienda la militancia, tanto social como sindical, como algo violento, sucio, destructivo, cuando la militancia es una disputa por la dignidad. Fue lisa y llanamente un asesinato cometido por una patota del gremialismo empresario cubriendo a quienes tercerizan y despiden trabajadores, negándoles sus derechos.
Es imperante que el congreso de la nación siga avanzando en la legislación que proteja a los trabajadores. Las tercerizaciones, que no son más que flexibilizaciones encubiertas, no se pueden tolerar. Las eternizaciones de algunos dirigentes sindicales, los famosos “gordos”, herencia de la dictadura y del menemismo, son la garantía para que las patronales continúen estas prácticas, y este asesinato es la expresión de la violencia patronal. La disputa hoy por hoy es por la distribución del ingreso. Y claramente las patronales, defendidas en el congreso por prácticamente toda la oposición, no están dispuestas a ver reducida su tasa de ganancia. Ya lo expresaron durante 2008 cuando desabastecieron las grandes ciudades cortando las rutas.
Así como es imperante que se avance con la reforma de las fuerzas de seguridad. El anunciado Acuerdo por una Seguridad Democrática que conforman prácticamente todas las fuerzas del Congreso tiene que discutirse de una vez. Y que se discuta la conducción civil, la descentralización y la posibilidad de sindicalización de la policía. Al mismo tiempo que la Corte debe hacerse cargo y discutir una Policía de Investigaciones independiente de la Federal.
Sintiéndolo como un compañero más allá de cualquier diferencia política, abrazamos a la familia, amigos y compañeros de Mariano, y nos ponemos a su disposición para cualquier cosa en la que podamos colaborar.
Después, la miseria y la mediocridad de algunos se verá expresada en el uso que hagan de este asesinato. Los Feinmann, los Magnetto, sobre todo las patronales responsables de esta situación y todo el antipueblo intentarán usarlo en su beneficio. A rio revuelto, ganancia de pescadores. Por eso es necesario que el esclarecimiento del asesinato sea inmediato, y que todos los responsables, materiales e intelectuales, sean condenados.
Y nosotros, militantes, estudiantes, trabajadores, no debemos olvidar que hace unos días, más allá de cualquier diferencia política, mataron a uno de nosotros: Mariano Ferreyra. Exigimos juicio y castigo a los culpables.

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