domingo, 7 de marzo de 2010

Reservas. ¿De quién?, ¿para qué?



Arrancó el año político, la pelota comienza a girar y algunos crispados no la quieren jugar con las reglas que hay. Siempre apostamos a la gracia para comunicar, siempre fuimos subliminales, pero el escenario se ha dividido de tal manera que las medias tintas han quedado atrás: volvió la Unión Democrática! Cada uno sabe de que lado pararse y en esta coyuntura es menester ver bien los intereses de cada bando. Un bando (con aciertos y errores, nadie lo va a negar) busca sacar al país adelante después de los años oscuros de endeudamiento neoliberal, con recetas propias y no foráneas (inventamos o erramos, era así?) mientras que el rejunte de la nada prioriza obstaculizar todas las iniciativas que no son suyas (porque no se le cae una idea) por sobre lo que le hace bien al país.
Mas claro: ¿Qué son las reservas? Las reservas son fondos que el Estado Nacional acumula en el banco central, provenientes de los derechos de importación, que él mismo tiene la potestad de determinar. Por tanto decir que son de todos los argentinos, si bien suena lindo y quiere meter miedo en este caso, es una falacia del consecuente. Son del Estado Nación que representa a todos los argentinos, no propiamente de los argentinos.  Y deben ser usadas en beneficio de los argentinos, no de corporaciones que defienden intereses foráneos. La intangibilidad de las mismas es producto de la carta orgánica que el señor Domingo “Foráneo” Cavallo logró imponer en el año 1992. Hoy con esa misma carta orgánica cipaya, lo que se busca defender son los intereses nacionales.
¿Para qué las queremos usar? Para pagar los vencimientos de deuda contraídos por políticos que hoy dicen ampararse en la institucionalidad, pero que fueron los mismos que contrajeron esas deudas. Un breve repaso. Se usan para pagar lo que queda del plan Brady – aprobado por decreto por el inefable gorila musulmán -, para pagar también el Megacanje 2001 – también aprobado por decreto simple por el dormilón con alzhéimer – y la pesificación asimétrica del cabezón – mono relojero – narcotraficante.
 Los apóstoles de la institucionalidad, que dicho sea de paso no refrendaron el pliego para que Marcó del Pont sea presidenta del central en media hora pasando por alto todos los reglamentos del congreso. La mal llamada “amiga de la Presidenta” por el ex banquero de la JP Morgan, Alfonso Prat Gay (que participó en el negocio del megacanje 2001 que ahora no quieren pagar con la reservas) además que poseer una intachable trayectoria y un prestigio académico probado; es la autora del último proyecto de ley que propone modificar la carta orgánica del Banco central para que además de tener la función de defender  el valor de la moneda, también la institución se encargue de sostener el crecimiento de las variables económicas hacia su máximo potencial. Esto es encauzar recursos y políticas para aumentar el crédito, la producción, el empleo y las exportaciones. Mientras el actual sistema bancario presenta balances en la Bolsa de Valores de Buenos Aires con ganancias de 8048 millones de pesos en el último año (crisis mundial mediante) y  muestra niveles elevados de liquidez, el porcentaje de préstamos en relación al PBI cayó en los últimos diez años del 27% en 1999 a apenas el 13% en 2009. Con la particularidad que de ese 13% de hoy, más de la mitad corresponde a créditos personales dirigidos a las familias, cuyo mercado es de menor riesgo y mayor rentabilidad (no les pasó haber solicitado 5000 lucas un banco y que te quieran cobrar tasas más gastos equivalentes al 35-40%, lo que ellos llaman el CTF o costo financiero total). Es éste el panorama que Mercedes Marcó del Pont, con el aval de Cristina Kirchner está dispuesta a cambiar, pero los representantes de la banca privada extranjera sentados en el senado en media hora y con el apuro de Cobos a la rata para que levantara la mano quieren evitar.
Ellos proponen que el país se endeude para pagar la deuda.
Puede ser, pero ¿a qué costo? Si se usan reservas, el costo financiero es del 0.3 %, si se toma deuda, el costo es del 15%. En defensa de los intereses de los Argentinos en su conjunto – tarea del Estado Nación sea cual fuese su color político – ¿qué opción debemos elegir?, ¿Hipotecar la casa para pagar la hipoteca previa? O pagar con los ahorros de la familia la hipoteca de los abuelos. La respuesta la sabe cada estudiante, ama de casa, o trabajador que se destaja el cerebro y el cuerpo todos los días para que las cosas le vayan mejor en la casa, a él y a su familia.
No nos dejemos engañar por el partido político-mediático que busca aterrorizarnos todos los días con sus verdades naturalizadas – mentiras paganas. Mientras que la constitución, las leyes y los reglamentos nos amparen, usémoslos, y sino nos gustan o no les gustan, propongamos mejoras que permitan que los índices y números macroeconómicos sigan creciendo, sobre todo en educación, salud y trabajo.
 Para lo demás los argentinos ya sabemos demasiado de traiciones a la Patria.

Por Fer-go, militante de la PR.

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