viernes, 9 de abril de 2010

Cuento Corto: Erase una vez la U.V.A.

Erase una vez un lugar en el mundo que no es la UBA, sino la UVA, Universiré Volucionaria Autonomista. Y dentro de ella, un lugar mas pequeño llamado FSOC, Facultad Socialista Obrera Campesina. En el año 2010, convulsionado por un mundo en crisis y por la creciente combatividad del sindicalismo clasista, se veía venir ya el fin del capitalismo y con el, el advenimiento de la Nueva Sociedad de iguales. La FSOC-UVA, ubicada en el corazón de Re-coleta, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, albergaba en sus entrañas a estudiantes re-volucionarios que re-sistian a la patronal universitaria y se formaban para dirigir la inminente revolución y encabezar luego la dirección política del proceso que se abria. Pero no solo los hijos combativos de la burguesía re-coleta asistían a la FSOC. Por ser la única universidad publica de capital federal, tambien iban pibes que les gustaban las carreras de esa Facultad y no podían o no querían garpar una privada, quizás porque prefieren una universidad sin aranceles, que en Argentina fueron eliminados de la educación publica en el año 1947. Pero siguiendo en tema, si bien la FSOC era esencialmente un lugar donde se respiraba revolución, tambien era para algunos pibes el lugar donde estudiaban para recibirse y ejercer una profesión para sobrevivir. Sobrecargados por las actividades re-volucionarias, muchos de los pibes del primer grupo tardaban muchos años en terminar la carrera, a pesar de pasar la mayoría del tiempo de su dia en la facultad. Mientras que los otros, que llegaban a cursar 10 minutos tarde porque salian del laburo y se iban directo a la facu, quizás se retrasaban porque en el laburo no les daban días de estudio, pero querían recibirse lo mas pronto posible. Porque bueno, para eso se estudia, ¿no?

Pero la historia devino, y el avance del proceso que se estaba dando desencadeno una serie de situaciones, en la primavera de ese año, que denotaban el carácter revolucionario del momento histórico. La FSOC y su representación estudiantil, en conjunto con la FUVA (federación de estudiantes de la UVA) organizaron una jornada de protesta contra la discusión de una nueva ley universitaria que, según su interpretación, se disponía a desactivar la combatividad estudiantil. La convocatoria, cercana a ser masiva, intentaba tomar por asalto el congreso de la nación para no dejar sesionar a los legisladores. La madrugada del dia de la sesión, con un congreso vallado, los estudiantes organizados se dispusieron a armar barricadas en los alrededores y, armados de palos, piedras y gomeras, ir avanzando posiciones hasta ingresar al edificio. Esperaban obviamente los enfrentamientos con la policía, que al fin y al cabo no era un problema grave para ellos, porque sabían que toda revolución es violenta y estaban dispuestos a ejercer ese aspecto. Mientras la tensión aumentaba, y las cámaras de televisión de todos los medios transmitían en vivo el conflicto, los estudiantes, encapuchados para resguardar su identidad, se parapetaban detrás de la barricadas y arrojaban piedras a la guardia de infantería que, en formación, bloqueaba el camino de los estudiantes. Se respiraba una tension nerviosa, y los ojos encapuchados no podían esconder la emoción de sentirse parte de una revolución. Se ve por television una piba encapuchada que habla por celular agazapada detrás de un auto, y se nota que se esta riendo. Dos pibes que parecen estar comandando la acción discuten de parado, cerca de las cámaras pero no tanto como para que se escuche, acerca de la mejor forma de avanzar sobre el congreso, pero no se ponen de acuerdo. Un flaco sale de su departamento, en la cuadra de Rivadavia que queda enfrente de la plaza del congreso, vestido de traje y con una mochila, atraviesa las barricadas como si nada y se pierde por avenida de Mayo. Un linyera que para en la misma plaza observa la acción tirado en su colchon de goma espuma, mientras conversa con una gorda que vendia sanguches a los pibes a 8 pesos cada uno. Mas atrás, sobre avenida de mayo, una cuadrilla hace un parate en la reparación de un bache y se toma unas birras a la sombra, sin prestar mucha atención.

Mientras tanto, en la FSOC los pibes que no habían ido al congreso estaban cursando, algunos no tenían clase porque sus profesores adhirieron a la acción estudiantil, y en la sala de profesores 2 viejos hablaban mirando el canal de noticias sobre lo que estaba pasando. Ambos daban clase hace muchos años, ambos estuvieron exiliados aunque no compartían praxis politica, a ambos les alcanzaba el sueldo que hoy estaban cobrando y ninguno se quejaba demasiado sobre su calidad de vida. El profesor Uno, que daba una catedra del tronco principal de la carrera sociología, sostenía que debían colaborar con la acción estudiantil aprovechando su renombre en el mundo académico realizando conferencias de prensa, llamando a los medios, irrumpiendo en las actividades academicas de la facultad para dar su postura, y alguna otra acción mas. El profesor Dos, que daba una materia optativa, tambien de sociología pero concurrida opcionalmente por estudiantes de otras carreras de la FSOC, escuchaba con cara de cansado al profesor Uno, y cada tanto metia algún bocado. Luego de que el profesor Uno paró de hablar, y atento a que se estaba haciendo tarde y debía volver a su casa, el profesor Dos se paró, tomo una bocana de aire gigante, la largo despacito y dijo, con el cansancio de la cara en la voz, y atento a que se desataba la violencia en la plaza entre los estudiantes y la policía:

“Uno, nos vemos mañana. Yo no pienso ir con los hijos de la burguesía a tirarle piedras a los hijos del proletariado”
Y salió por la puerta de la sala de profesores.


Inspirado en una nota de Juan Forn
Martin

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